Presentaciones 2013.
La primera jornada de Reflexión se llevó a cabo el 10 de febrero 2013

Bienvenidos!!!!!



Un cordial saludo a todos los padres de familia en este nuevo año academico 2012.

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LA AVENTURA DE SER PADRES


Muchas veces hemos oído que, cuando nace un bebé, lo peor es que "no trae libro de instrucciones".

La sensación de inseguridad que nos genera el tener nuestro bebé entre los brazos por primera vez, cuando llegamos a casa y estamos ya solos, sin el apoyo de enfermeras y familiares, es comparable con la de tomar el coche por primera vez, sin la ayuda del monitor de autoescuela, después de haber aprobado el carnet de conducir. Nosotros sabemos que somos capaces de hacerlo bien, pero nos falta la seguridad de alguien a nuestro lado, que nos lo diga.


La experiencia de la paternidad se puede vivir como una continua carrera de obstáculos o como una posibilidad permanente de compartir y descubrir nuevas experiencias. La actitud personal, con la que afrontemos este nuevo reto, condicionara nuestra capacidad para afrontar las situaciones que se nos vayan presentando. Desde que nace nuestro hijo/a correrán parejas la ilusión y alegría por cada nuevo avance, por cada nuevo paso que dé y las preocupaciones por cada tropiezo, por las primeras décimas de fiebre, por el primer diente, por la primera rebeldía... Nuestro éxito como padres va a depender, sobre todo, de nuestro equilibrio para afrontar cada momento de la vida. La contrariedad que hoy nos parece una montaña, mañana nos parecerá una nimiedad cuando se presente una nueva.Equilibrio como parejaLa aparición de un nuevo miembro en la familia puede producir desequilibrios en la pareja que, de repente, se convierte en un trío. Una nueva persona entra en nuestras vidas y además, en su fragilidad, ocupa un lugar preferente. Según vayan avanzando los días, las semanas, los meses, iremos enfrentándonos con nuevas situaciones, desconocidas hasta hora para nosotros, y como padre y como madre tendremos diferentes reacciones, opiniones y puntos de vista. Desde los primeros días es muy importante que asumamos la tarea en común y procuremos ir consensuando las posturas. ¿Cómo afrontaremos los conflictos de la adolescencia de nuestro/a hijo/a si no somos capaces de ponernos ahora de acuerdo sobre la hora del baño del bebé o sobre si nuestro/a hijo/a puede tomar chucherías en un momento determinado?Equilibrio como persona
El papel de padre, de madre, es un continuo ejercicio de malabarismo. Tenemos que hacer compatible a nuestro corazón con nuestro cerebro. Por un lado, los sentimientos tienen un peso importante y hay que potenciarlos y cultivarlos, pero esto no tiene que hacernos dejar de lado la racionalidad ante las diferentes situaciones. Como padres tenemos que hacer sentir a nuestros hijos la sensibilidad, los sentimientos, y cultivarles su capacidad para esa sensibilidad, pero también tenemos que ser racionales y reaccionar friamente ante las diferentes situaciones. Sé que esta afirmación puede parecer una contradicción, pero no lo es. Como ya comentábamos en el tema de la autoestima, es muy importante que nuestros hijos conozcan las normas, los límites que enmarcan la convivencia familiar, para que sepan a qué atenerse. Por lo tanto en el establecimiento de las normas, en nuestras reacciones, debemos ser previsibles para ellos. Esta previsibilidad les ayudará a saber lo que esperamos de ellos y así poder alcanzar fácilmente el éxito en las relaciones familiares y por tanto aumentar su autoestima. Todo esto da un papel importante a la racionalidad, pero no niega la posibilidad de dar un papel importante al cariño, a la ternura y a valores como la confianza, la sinceridad, el perdón... incluso los mimos, expresiones todas de sensibilidad y sentimientos profundos.Equilibrio en la relación paterno/materno-filialEn el mundo profesional, todos tenemos muy claro las jerarquías, las funciones de cada puesto y las relaciones que se establecen entre los diferentes departamentos y no intentamos diluirlos. En la vida familiar, muchas veces, confundimos las buenas relaciones con la disolución de los roles diferenciados. Cuando jugamos a "colegas", a "amigos" con nuestros hijos, estamos dando pasos en falso. En el equilibrio padres/hijos hay que saber conjugar las relaciones fluidas y la cercanía con el respeto del rol de cada uno. Nuestros hijos tienen amigos de su edad, con los intereses, gustos y ansiedades propias de su edad. No nos necesitan en ese papel, nos necesitan como padres. Tienen derecho a tener padres. Por tanto debemos ser responsables y asumir el rol de padres. Padres comprensivos, cercanos, constructivos, que fomentan la autoestima de sus hijos, que les acompañan, que les orientan, que les ayudan a afrontar las situaciones, que no gruñen, que... todos los "que" que se os ocurran, pero padres al fin y al cabo.
Las relaciones humanas son un juego de ensayo y error. Muchas veces nos sorprendemos porque aquello que esperábamos iba a funcionar en la relación con nuestros hijos, se convierte en un auténtico fracaso. Por suerte las personas nos somos autómatas, cada uno somos diferente a los demás y tenemos una importante dosis de imprevisibilidad, por eso tenemos que ser conscientes de que no somos infalibles. Como decíamos al empezar este artículo, los hijos no traen libro de instrucciones y vamos aprendiendo juntos, ellos a ser hijos y nosotros, al mismo tiempo, a ser padres y eso hace que debamos aprender de los propios errores y acumular nuestra experiencia vital de las relaciones con cada uno de nuestros hijos. En el fondo son ellos los que nos enseñan a ser padres. Nadie mejor que ellos nos enseñan sus necesidades, sus aspiraciones, lo que esperan de nosotros. Nuestro papel consiste en saber discernir entre esas aspiraciones y darles respuestas adecuadas para enseñarles a ser, por si mismos, personas que van madurando poco a poco.Todo lo anterior es imposible si nos angustiamos ante las dificultades, si dudamos de nuestra capacidad como padres. Debemos luchar por pensar siempre en positivo. Sólo así tendremos la energía suficiente para afrontar "la aventura de ser padres".

PACTO EDUCATIVO





Ante situaciones o actitudes Problemáticas de nuestros hijos, muchas veces buscamos "recetas" que nos faciliten soluciones, y en la vida diaria podemos encontrarlas.

Ya hemos dicho hace tiempo que en la relación paterno-filial es muy importante la definición de los papeles. Padres e hijos tienen cada uno su rol que no debe confundirse si queremos ayudar a crecer a nuestros hijos. Somos padres, ese es nuestro papel. No debemos caer en el error de mezclar nuestro papel con el de amigos y colegas. Es muy importante, para darles seguridad, que conozcan de antemano lo que esperamos de ellos y cuál es el papel de cada uno en la familia.Sin perjuicio de todo lo anterior, tenemos la necesidad de ofrecer a nuestros hijos motivaciones para que avancen en su crecimiento en responsabilidad. Una de las muchas posibilidades que nos pueden ayudar a ofrecer esta motivación, es el conocido como contrato o pacto educativo que consiste en establecer una serie de obligaciones y las recompensas que pueden alcanzar nuestros hijos cuando las cumplen.El pacto o contrato consiste en una acción positiva en lugar de la postura negativa del castigo. Por concretar en un ejemplo, muchas veces cuando nuestro/a hijo/a no cumple con alguna obligación optamos por castigarle privándole de algo que le gusta como un programa de televisión, un juguete ... La acción positiva es plantearlo a la inversa, no se le castiga por no hacerlo sino que por cumplir con su obligación consigue un beneficio sensible para el/ella.Al igual que los adultos cumplimos con nuestras obligaciones profesionales y, a cambio, obtenemos una remuneración económica, nuestros hijos cuando cumplen con sus obligaciones obtienen una remuneración que satisface una de sus aficiones o sus gustos. Al igual que en una relación laboral deben estar muy claras las obligaciones de las partes, en qué consiste el trabajo a desarrollar y cuál va a ser la remuneración, del mismo modo en nuestro "contrato familiar" debe estar muy claro que es lo que esperamos de nuestros hijo y qué es lo que le ofrecemos a cambio. Si además los incentivos que les ofrecemos están graduados de menor a mayor interés en función del esfuerzo realizado, estaremos ayudándoles a crecer en el esfuerzo.Esta técnica que, evidentemente resulta útil ocasionalmente, no puede convertirse en un hábito. El exceso puede promover en nuestros hijos un espíritu excesivamente interesado e incitarles a ser egoístas. El uso ocasional puede servirnos para corregir malos hábitos o para potenciar su esfuerzo en el estudio. Como todo, con moderación puede ser útil, en exceso, peligroso.Un ejemplo práctico puede ilustrar la propuesta. Hace unas semanas una compañera estaba preocupada por su hijo, alumno del primer ciclo de Ed. Primaria. Se trata de un niño muy movido y muy inteligente, pero bastante disperso en clase. Últimamente presta poca atención al trabajo en clase y en muchas ocasiones no lo termina. Ante esta situación su madre diseña una tabla con algunas de las cosas que más le gustan, un programa de dibujos animados, los columpios, la bicicleta& y un programa de puntos en función del trabajo que desarrolla en clase. En un panel, el niño va coloreando cada día unos círculos, que representan determinadas tareas, cada vez que completa una de ellas. Cuando obtiene un punto puede ver un episodio de dibujos animados. Cuando obtiene tres, un tiempo en los columpios y al completar cinco obtiene un tiempo con la bicicleta. De este modo el niño tiene un incentivo que le motiva para crecer en el esfuerzo y, al mismo tiempo, progresa en hábitos de autoevaluación.Este método tiene que ser exigente mientras se practica. Si le permitimos hacer uso de los "premios" cuando no ha cumplido con su compromiso le estaremos educando en la irresponsabilidad. Por otro lado si esta situación la prolongamos mucho en el tiempo, probablemente se cansará y perderá el interés y la motivación, e incluso puede tener sensación de fracaso al no obtener todos los incentivos esperados y que desea.Este ejemplo no debe seguirse "al pie de la letra". Para que nos resulte útil y fructífero debemos utilizarlo cuando queramos corregir una actitud concreta o profundizar en una responsabilidad y tendremos que buscar unos incentivos que le motiven, que realmente despierten su interés por alcanzarlos a costa de un pequeño esfuerzo. Recordemos siempre que para que nuestros hijos crezcan en autoestima tenemos que marcarles metas claras, y sobre todo alcanzables, de lo contrario les desanimaremos e incluso tendrán sensación de frustración.

EXPECTATIVAS CON FUTURO

Si tratamos a nuestros hijos como mejores, más capaces e inteligentes con pleno convencimiento, lograremos que sea una realidad: se producirá el "efecto Pigmalión".



Pigmalión era un gran escultor, que creaba imágenes de gran realismo y belleza. Tan dedicado estaba a su arte, que no se preocupó por encontrar esposa.Hubo un tiempo en el que pasaba la mayor parte del tiempo en su taller trabajando en una escultura. Se trataba de una estatua de marfil que representaba a una joven de gran belleza, y logró hacerla con tanta gracia y perfección que parecía estar viva, aunque inmóvil. Pigmalión estaba extasiado con esta obra. Pasaba las horas observando a la mujer que había esculpido, hasta que se dió cuenta de que se había enamorado de la estatua.En las fiestas de Afrodita, la diosa del Amor, Pigmalión se dirigió hacia el templo, se postró a los pies de su imagen, y le suplicó que le concediera una esposa que fuera igual a la estatua. Se levantó y regresó a su casa. Entró al salón donde estaba la estatua. Conocía de memoria cada una de sus facciones, y pudo notar que uno de sus dedos se había movido. Se acercó para descubrir que era lo que había pasado, y ante sus asombrados ojos la estatua empezó a cobrar el color de la vida, a respirar y a moverse. Afrodita le había otorgado el don de la vida a la imagen que él amaba. Pigmalión la llamó Galatea y la hizo su esposa.Este mito clásico, relatado por Ovidio, da nombre a un curioso efecto que se estudia en psicología y pedagogía, el "Efecto Pigmalión" que, en resumen, consiste en que las expectativas que tenemos de las personas, con el tiempo, se hacen realidad. Si esperamos sinceramente de nuestros hijos lo mejor, en los estudios, en las relaciones familiares, en el éxito en las relaciones sociales, en el deporte... ellos lograrán alcanzar estos éxitos.Probablemente al leer esto seréis incrédulos como yo lo fui la primera vez que lo oí pensé que era absurdo. Antes de establecer prejuicios, os invito a hacer la prueba por vosotros mismos. Probad durante un tiempo a tratarles con mayor consideración y afecto del habitual. Esforzaos por creerles capaces de mejorar su rendimiento, de mejorar su carácter, de aprovechar todas sus posibilidades. Hacedles ver que de verdad confiáis en que lo van a lograr. Mostradles respeto y confianza en sus esfuerzos. En resumen tened y manifestadles buenas expectativas. Tened por seguro que en un periodo de tiempo razonablemente corto empezaréis a notar sensibles mejorías.No se trata de un fenómeno extraño o inexplicable. Se trata de una situación de empatía, de lograr un crecimiento de la persona en un clima positivo. El progreso que experimentarán nuestros hijos es debido a que cuanto más claramente sepan que esperemos de ellos lo mejor, más seguridad tendrán en ellos mismos.Si tenemos expectativas positivas de nuestros hijos y se las manifestamos frecuentemente, se las hacemos sentir realmente, lograremos un clima emocional positivo en el seno de la familia.Al esperar más de ellos también les ofreceremos más información, más formación, más posibilidades de crecimiento. Estas expectativas, en el fondo, nos llevarán a exigirles más pero sin coacción, en un ritmo de crecimiento y entendimiento mutuo. También les daremos más oportunidades para plantearse sus propias metas, sus propias posibilidades, de afrontar sus propios retos.En el fondo, cuando les expresamos expectativas positivas realmente sinceras, les estamos ofreciendo la posibilidad de ir construyendo su propio futuro con confianza, esperanza y una alta autoestima. Serán protagonistas de sus propio crecimiento.

Más horas frente al televisor, problemas psicológicos en niños


Los niños aficionados al televisor y las computadoras son más propensos a sufrir problemas psicológicos que otros jóvenes, demuestran académicos británicos en un reciente estudio. Liderada por académicos de la Universidad de Bristol, la investigación, con unos mil niños de 10 años, comprueba además que durante el tiempo invertido en esta actividad disminuye el ejercicio físico.
En sus estudios, los especialistas midieron el tiempo que los niños pasaban delante de una pantalla, así como su salud psicológica.
Mediante un cuestionario registraron además las tareas realizas por niños sedentarios en comparación con los de actividad física moderada durante siete días consecutivos.
También las dificultades emocionales, problemas de conducta, hiperactividad o falta de atención y los problemas relacionados con los amigos y los grupos de otros niños de su edad.
Los niños que pasaban más de dos horas al día frente al televisor o en otras actividades con una computadora tienen un mayor riesgo de sufrir dificultades psicológicas, demostraron los científicos.
El riesgo aumenta además si incumplen con las directrices sobre actividad física, agregan los investigadores británicos.

"como educar con disciplina y cariño"


Hay personas que consiguen educar sin castigos. dotados de humor y cariño, con tiempo y pocosniños que educar, con medios para proporcionarle un ambiente alegre y libre de tensiones fuertes, cuando los chicos tienen una dosis normal de satisfacción afectiva, entonces lo pueden hacer. todos hemos conocido padres ideales, profesores ingeniosos y amables. También nosotros podríamos conseguir mucho más de lo imaginable si pusiéramos inteligencia, humor y afecto en la tarea. Y esto sería el camino normal de la educación.
Sin embargo, la realidad es mucho más limitada en la mayor parte de los casos. Padres y maestros estamos enrolados en un sistema mal planteado por la sociedad y nosotros mismos. Las prisas y la masificación de todas las instituciones obstaculizan el ejercicio del humor y del amor. Los niños, sometidos a demasiados estímulos y desequilibrios internos tampoco están dispuestos a una fácil disciplina y aceptación, interpretando la paciencia como blandura y el respeto a la autoridad como un juego. Y como necesitan normas, autoridad y respeto, llega un momento en que debe saber que "la cosa va en serio", porque hay unos límites que no se pueden traspasar. Aparece la sanción en escena ¿cuál sería su naturaleza?
El castigo sería un instrumento, por sí solo ineficaz, que vendría en ayuda de aquel "camino normal" de la enseñanza de las normas morales y de la amistosa persuasión. Como esas medicinas que ayudan algo, pero que no son nada útiles si el enfermo no coopera, no tiene deseo de vivir, ni se le cuida o alimenta debidamente.
El castigo sería un frenazo momentáneo a un comportamiento irresponsable o peligroso, para sí o los demás, un stop que no debería dejar al niño angustiado y mudo, sino receptivo y capacitado para cambiar.
Cuando un muchacho se porta mal habitualmente es que algo muy profundo falla en su
afectividad o en su madurez intelectual. Hay que intentar entonces la tarea de arreglarle desde dentro pero la peligrosidad de su conducta exigirá también una CURA DE URGENCIA, no para remediar nada definitivo, sino para detener la hemorragia. Eso sería el castigo admisible en educación. Castigar sabiendo que lo que cura es la reflexión y buena voluntad del niño posterior al castigo. Y que impedimos esa voluntad si castigamos mal, demasiado, improvisando, dejando al niño solo, a merced del castigo, sin iluminarle alguna alternativa o caminos posibles a recorrer.

CLARAS CONSECUENCIAS: LA PROPORCIÓN.

Los castigos tienen que ser proporcionados a las fuerzas de los niños que son, la sensibilidad, voluntad e inteligencia. Si un castigo moderado lo consigue no apliquemos dosis irritantes. La gran paliza, el escarmiento atroz, sin desde luego, atroces, porque quieren lograrlo todo de una vez para siempre. Los castigos corporales espectaculares son peligrosos: producen odio y resentimiento internos, humillación y desprecio de sí mismos o mayor agresividad, según los temperamentos. todo castigo desproporcionado paraliza la inteligencia del buen obrar, la comprensión de la norma. La mayor parte de los castigos corporales son castigos sin proporción.
Ahora bien, ¿cómo se halla la proporción?, la medida de un castigo no depende sólo de la gravedad objetiva de la acción cometida, sino de la mentalidad infantil o juvenil con que ésta se ha realizado. Para ellos no es tan grave lo que han hecho, y hay algo de verdad. si los castigamos como haría la ley, no lo comprenderían. En todo niño o adolescente existe el atenuante de la inmadurez, y los niños "difíciles" son enfermos de madurez. El castigo tiene que estar también proporcionado a esa inmadurez.

LA EXPLICACION

Los niños indisciplinados suelen ser impulsivos e irreflexivos. No ven la trascendencia de sus acciones, "total, por perder sin darme cuenta el cuaderno de matemáticas en el parque..." (casi siempre se pierden las asignaturas difíciles) "tanto jaleo por volver tarde a casa..." O bien son
reflexivos pero no aceptan la norma, aunque pactaron su cumplimiento. en general, tienen un modo muy peculiar de percibir su actuación:

A) Reducen la acción a sus términos materiales, sin querer ver su fondo y trascendencia. Media hora más tarde son treinta minutos de retraso ocasional, no es para ellos riesgo de una desobediencia progresiva, o el comienzo de una libertad peligrosa (hay padres que tampoco lo ven). con ocasión del castigo alguien tiene que enseñarles lo que significa realmente la mentira, el desorden, la falta de cumplimiento de la palabra dada, el abuso de los pequeños, el espectáculo peligroso.

B) Quieren hacernos ver que sus actos surgen espontáneamente de la nada "sin querer", "por casualidad" "no me acordé". Alguien debe decirles que quien pone la causa, quién el efecto "Tu no querías hacer daño a tu hermano, pero le has dejado solo ahí subido y se ha caído".Se arriesgan demasiado, imprudencia culpable, porque no quieren dominar los impulsos de ir a lo suyo, pase lo que pase.

C) Presentan su comportamiento como aislado del mundo que les rodea, ignorando, como dice el filósofo, que nos e puede hacer aquello que si todos lo hicieran sería una ruina la comunidad. "¿Qué mal hay en que yo, de una biblioteca tan grande, haya cogido un libro pequeño?" Pero si muchos lo hicieran... No les gusta entender el sentido comunitario de la vida, lo que significa "aprovecharse de que los demás obren bien".
Por lo tanto no podemos dejar a un niño a merced de la confusión mental que pueda surgir después de un castigo. Para que la amargura no le invada, hay que explicarle de alguna manera en que consiste su culpabilidad, y por qué tiene que actuar así la persona responsable de una autoridad. Se trata de ayudarles a ver la pena como una reparación justa, y al educador o padre como responsable de unas normas y cumplidor de su deber. Quien castiga a un niño o adolescente tiene el deber de ir más allá del castigo, condescendiendo a dar alguna explicación razonable y superando la lógica indignación que tantas veces nos quita las ganas de hablar.

EL RESPETO:

El verdadero profesor y padre de familia sabe acrecentar las relaciones después de una sanción
con unas palabras de aliento (hay que hacerse el encontradizo), una palmada en el hombro, un
reconocimiento de algo positivo "hoy te has portado muy bien, estoy contento de ti" Algo que transmita que le seguimos queriendo y tenemos ilusión por él.
Nada de insultos, ironías, degradaciones ante los hermanos o compañeros, etiquetas odiosas "eres un vago" "mira lo bien que se porta tu hermano, no como tú..." ¿porque el castigo ha de ir contaminado de insulto? Las ovejas negras las creamos los mayores, no las acciones inmaduras de los niños.
Tampoco hemos de ser tan deportivos y superficiales que demos la impresión de "aquí no ha pasado nada". Las decepciones y disgustos son reales, y viene el eclipse parcial y momentáneo de las relaciones afectivas. Pero tras las sombras fugaces tiene que brillar la luz de nuevo. Por encima de la reparación debe quedar intacto el afecto y el respeto a la persona del niño.

LAS CONSECUENCIAS LÓGICAS.

Llega la hora de aplicar la sanción correcta y nos quedamos perplejos "no se que castigo ponerle, que resulte eficaz". La persona que dice esto no ha entendido nada de lo que hemos dicho. No existe ningún castigo eficaz, no se debe poner el punto de apoyo de la recuperación del niño solamenteen la sanción. las sanciones sólo ayudan dentro de un proceso más complejo de establecer normas, enseñar a cumplirlas, mantener diálogos y relaciones de amistad, etc., una ayuda, no un remedio eficaz. Por eso deben ser proporcionadas a sus fuerzas, no a la realidad de la falta cometida; que tiene que haber "explicación" y "respeto-afecto" después de la sanción. algunas sanciones complementarias de ese sistema son muy convenientes. Peor nada de "escarmientos eficaces"
Por ese camino se llega a la lucha armada de poder a poder entre padres e hijos. Y hay chicos tan inmaduros que se dejan matar antes que ceder, que permiten ser expulsados de la escuela y ponerse a trabajar para vencer a sus padres. Y si usted consigue amenazarle mucho y hacerle estudiar, escogerá otra manera de frustrarle: fumar, llegar tarde a casa... Usted no puede ganar a base de escalada de castigos: ellos son tan inmaduros que hacen del ganar una cuestión de honor hasta el punto de arruinar su vida.
Otros chicos y chicas lo que quieren con su mal comportamiento es llamar la atención una y otra vez, y si usted se encoleriza, hace escenas o desbarra amenazando con castigos que no puede cumplir, ellos habrán conseguido lo que se proponen: sacarle a usted de quicio y centrar la atención sobre su importante persona.
Teniendo en cuanta que la sanción es solamente una parte del proceso educativo cuyo objetivo es crear disciplina desde dentro del niño, el mejor método de sancionar es el llamado de las "CONSECUENCIAS LÓGICAS", es decir, un castigo con matiz de reparación, que sea una consecuencia lógica de su mal comportamiento "has pegado a un niño en el parque, luego no podremos ir al parque en unos días porque ese niño estará muy asustado con lo que le hiciste".

EDUCAR PARA TODA LA VIDA

Todas estas cosas son a veces más duras que los insultos o las bofetadas. Pero son más racionales y tiene sentido positivo, pues enseñan al niño a cargar con las consecuencias de sus actos. Es educar para la vida. Sin embargo, nosotros por una parte mimamos y estamos haciéndoles el juego de estar preocupados por ellos, al ritmo de sus caprichos e irresponsabilidades, y por otra parte pegamos y castigamos irracionalmente con esas cosas desproporcionadas fruto de nuestro mal humor. Pero nunca nos decidimos a educar seriamente.

A otros padres y educadores les parecerá que este método es demasiado blando, sobre todo en caso más graves como el robo. "has cogido a tu madre 300 pesetas, ahora, durante varias semanas le entregarás personalmente la tercera parte de o que te damos los domingos hasta restituirlo todo (nunca se le deja sin dinero totalmente) ¿eso es todo, para una cosa tan grave?. Como sanción puede ser suficiente. Podría usted además darle una paliza y retirarle la confianza, pero ganará más si le habla al corazón, a solas, con calma, y le razonamos las cosas, y le preguntamos qué le pasa, porque lo hizo, etc. Diálogo, tratar de ver las cosas como las ve él, cariño profundo, enseñarle el valor de la virtud y el peligro del vicio, y alguna sanción reparadora. Eso es educar.

En lo posible sería interesante no improvisar, "ya te lo diré después", pero sin tenerles el alma en un hilo. Nunca condenemos el futuro del chico a largo plazo "cuatro semanas sin paga" "veinte días sin salir", les amargamos el horizonte de la vida, y tiene derecho a vivir de pequeñas ilusiones. No siempre se acertará del todo, en circunstancias a veces complicadas, pero siempre habrá que intentar cumplir las condiciones antes dichas de proporción, explicación y afecto. Por lo demás para el sentido común no hay reglas, sólo indicaciones.