PACTO EDUCATIVO





Ante situaciones o actitudes Problemáticas de nuestros hijos, muchas veces buscamos "recetas" que nos faciliten soluciones, y en la vida diaria podemos encontrarlas.

Ya hemos dicho hace tiempo que en la relación paterno-filial es muy importante la definición de los papeles. Padres e hijos tienen cada uno su rol que no debe confundirse si queremos ayudar a crecer a nuestros hijos. Somos padres, ese es nuestro papel. No debemos caer en el error de mezclar nuestro papel con el de amigos y colegas. Es muy importante, para darles seguridad, que conozcan de antemano lo que esperamos de ellos y cuál es el papel de cada uno en la familia.Sin perjuicio de todo lo anterior, tenemos la necesidad de ofrecer a nuestros hijos motivaciones para que avancen en su crecimiento en responsabilidad. Una de las muchas posibilidades que nos pueden ayudar a ofrecer esta motivación, es el conocido como contrato o pacto educativo que consiste en establecer una serie de obligaciones y las recompensas que pueden alcanzar nuestros hijos cuando las cumplen.El pacto o contrato consiste en una acción positiva en lugar de la postura negativa del castigo. Por concretar en un ejemplo, muchas veces cuando nuestro/a hijo/a no cumple con alguna obligación optamos por castigarle privándole de algo que le gusta como un programa de televisión, un juguete ... La acción positiva es plantearlo a la inversa, no se le castiga por no hacerlo sino que por cumplir con su obligación consigue un beneficio sensible para el/ella.Al igual que los adultos cumplimos con nuestras obligaciones profesionales y, a cambio, obtenemos una remuneración económica, nuestros hijos cuando cumplen con sus obligaciones obtienen una remuneración que satisface una de sus aficiones o sus gustos. Al igual que en una relación laboral deben estar muy claras las obligaciones de las partes, en qué consiste el trabajo a desarrollar y cuál va a ser la remuneración, del mismo modo en nuestro "contrato familiar" debe estar muy claro que es lo que esperamos de nuestros hijo y qué es lo que le ofrecemos a cambio. Si además los incentivos que les ofrecemos están graduados de menor a mayor interés en función del esfuerzo realizado, estaremos ayudándoles a crecer en el esfuerzo.Esta técnica que, evidentemente resulta útil ocasionalmente, no puede convertirse en un hábito. El exceso puede promover en nuestros hijos un espíritu excesivamente interesado e incitarles a ser egoístas. El uso ocasional puede servirnos para corregir malos hábitos o para potenciar su esfuerzo en el estudio. Como todo, con moderación puede ser útil, en exceso, peligroso.Un ejemplo práctico puede ilustrar la propuesta. Hace unas semanas una compañera estaba preocupada por su hijo, alumno del primer ciclo de Ed. Primaria. Se trata de un niño muy movido y muy inteligente, pero bastante disperso en clase. Últimamente presta poca atención al trabajo en clase y en muchas ocasiones no lo termina. Ante esta situación su madre diseña una tabla con algunas de las cosas que más le gustan, un programa de dibujos animados, los columpios, la bicicleta& y un programa de puntos en función del trabajo que desarrolla en clase. En un panel, el niño va coloreando cada día unos círculos, que representan determinadas tareas, cada vez que completa una de ellas. Cuando obtiene un punto puede ver un episodio de dibujos animados. Cuando obtiene tres, un tiempo en los columpios y al completar cinco obtiene un tiempo con la bicicleta. De este modo el niño tiene un incentivo que le motiva para crecer en el esfuerzo y, al mismo tiempo, progresa en hábitos de autoevaluación.Este método tiene que ser exigente mientras se practica. Si le permitimos hacer uso de los "premios" cuando no ha cumplido con su compromiso le estaremos educando en la irresponsabilidad. Por otro lado si esta situación la prolongamos mucho en el tiempo, probablemente se cansará y perderá el interés y la motivación, e incluso puede tener sensación de fracaso al no obtener todos los incentivos esperados y que desea.Este ejemplo no debe seguirse "al pie de la letra". Para que nos resulte útil y fructífero debemos utilizarlo cuando queramos corregir una actitud concreta o profundizar en una responsabilidad y tendremos que buscar unos incentivos que le motiven, que realmente despierten su interés por alcanzarlos a costa de un pequeño esfuerzo. Recordemos siempre que para que nuestros hijos crezcan en autoestima tenemos que marcarles metas claras, y sobre todo alcanzables, de lo contrario les desanimaremos e incluso tendrán sensación de frustración.

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