Madres adolescentes


María (nombre ficticio) se resiste a contarnos su pasado, ese que se halla más allá de su embarazo y de la alegría que sintió cuando pudo abrazar por primera vez a su hijo.

Si habla de su experiencia como madre es difícil no recordarlo, por eso los ojos se le van llenando de lágrimas hasta recorrer sus mejillas lozanas, de esas que tienen las niñas de su edad.

Ser madre a los doce años ni en broma resulta fácil. Pero allí está la sicóloga Lilian Peña, orientadora del Instituto Salvadoreño de Atención Integral a la Niñez y a la Adolescencia (ISNA), para expresar lo que María no puede, porque se le hace un nudo en la garganta.

Ella no tuvo afecto en su hogar. ¿Y tu madre? Prefiere callar. La sicóloga enfatiza que esa falta de cariño ha dejado secuelas en la vida de la adolescente, como baja autoestima, temores y dolor al evocar el pasado.
Otra madre adolescente, Roxana (nombre ficticio) prefiere bajar su mirada antes de confiarnos sus desventuras. Desde los siete años fue violada por el señor que la había adoptado como hija, hasta que un día, hace dos años, quedó embarazada.

Allí se dio cuenta de que de ese hombre había recibido sólo daños y maltrato. Él fue llevado a prisión, y ella llegó a odiarlo con entereza. Pero a su hijo que ahora tiene año y medio ella lo ama con tanta fuerza, quizás porque es lo único tan suyo que tiene en la vida.

Sus casos han pasado por los Juzgados de Familia. El de María se inició en Zacatecoluca, La Paz, y el de Roxana, en Acajutla, Sonsonate. Sus vidas se cruzaron en el ISNA, donde comparten la misma habitación y cuidan de sus hijos, como verdaderas progenitoras.

La sicóloga Lilian Peña cree que, muy a pesar de sus infortunios, ellas no han perdido la sensibilidad de la vida, sobre todo hacia sus hijos. “Y eso es parte de ser madre”, agrega.

María y Roxana están haciendo lo contrario que sus familias hicieron con ellas. A sus hijos les dan afecto y protección. Ante la falta de un padre, cuenta Roxana, fue ella quien le buscó nombre a su pequeño y hasta dice haberlo registrado en la alcaldía.

Ahora que pasan por el ISNA ellas son las encargadas de asear el cuarto. Están pendientes de sus bebés; de la comida, de las enfermedades, los amamantan...

Así son ellas

Roxana es, con su pequeño de año y medio, muy sobreprotectora. No deja que salga donde andan los demás niños internos del Centro de Internamiento de Protección Inmediata (CIPI) del ISNA, porque le da miedo que pueda caerse y golpearse.

El niño es muy apegado a Roxana. La tarde que pasamos junto a ellas, el niño comienza a llorar porque al despertar no la ve cerca. Al oír sus gritos, ella corre y lo toma con cariño.

Le da de mamar, y mientras lo tiene en su regazo recuerda que mientras estuvo en el hogar de madres solteras de la organización “Sí a la Vida” tuvo la oportunidad de bautizarlo.

Tenía un mes de nacido, y ella lo vistió de blanco. Le tomaron algunas fotografías; sin embargo, al dejar el hogar no se llevó ninguna. Por eso se emociona cuando le prometemos una, allí sentada sonriendo con su hijo en brazos.

Ese pequeño es para ella el único consuelo que la acompaña donde quiera que va. “Me da besitos y me dice mami”, dice con la ternura de una madre.

El bebé de María tiene cuatro meses, es de piel blanca y sonríe cuando alguien le hace cariñitos. Ella lo cambia de ropa, lo mira con sus ojos negros y de vez en cuando le da un abrazo.

Aunque quedó embarazada a los once años, y al principio ni siquiera sabía que lo estaba, al tener a su hijo por primera vez frente a ella se le despertó el instinto maternal. ¿Qué sentiste? Pues “mucha alegría”, relata.

Ella convivía con el padre de su hijo; incluso fue su suegra quien le ayudó en los primeros cuidados del niño. Pero por ser una menor de edad fue arrebatada de su pareja para poner el caso a la orden de los Juzgados.

A María le cuesta entender el por qué si ella estaba enamorada de su compañero de vida, él fue detenido, y ella tuvo que dejarlo. “Es que tú eres menor de edad”, le explica la sicóloga.

María y Roxana pasan ahora por momentos difíciles, pero eso no les impide soñar. Entre ese semblante de tristeza y esa aura de silencio que las envuelve, ellas quieren continuar sus estudios de primaria que interrumpieron un día.

Quieren cuidar a sus hijos y también piensan en su futuro, cree Lilian Peña. Además buscan superarse para que sus pequeños reciban el afecto y la atención que ellas nunca tuvieron.

Las dos adolescentes han entendido que sus bebés no son un tropiezo. De hecho, para todo lo que han pasado ya tomaron la más grande: amar a sus hijos.

Embarazadas desde la adolescencia

-El estudio “Información y prácticas sexuales: una investigación con estudiantes de bachillerato de San Salvador”, realizado por las Dignas en el 2002, detalla que el país se ubica entre los cinco primeros de América Latina con mayor número de embarazos en adolescentes.
-Se refiere, además, que entre el 20 y 25% de los nacimientos en El Salvador ocurren en adolescentes. Éstas tienen siete veces menos oportunidades de continuar sus estudios y 30% menos posibilidades de salir de la pobreza.
- La encuesta Nacional de Salud Familiar (FESAL) menciona que dos de cada tres adolescentes y cinco de cada seis jóvenes con experiencia sexual han tenido por lo menos un embarazo.
- El mismo estudio revela que el 23.7% de las consultadas fue violada cuando tenía menos de diez años. El 35.3% tenía entre 10 y 14, y el 21.1% entre 15 y 18.

Asumiendo la maternidad
- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada cuatro mujeres reporta embarazos producto de una violación. Además, se estima que sólo el 10% de los casos se llega a conocer en las instancias pertinentes.
Frases de la sicóloga
-“Ellas no han tenido afecto en sus hogares. Eso les ha ocasionado traumas; sin embargo, hacen lo contrario de sus familias: les dan amor y protección a sus hijos”.
u “Nunca se quejan de los niños, se interesan por ellos y los aman”.
-“Ellas están logrando la madurez de una madre; los cuidan, los asean y ya tienen planes para ellos”.
-“Ellas piensan en su futuro, pero necesitan apoyo para salir adelante, quizás de la familia o del ISNA”.
(Lilian Peña, sicóloga
del ISNA).
8 ADOLESCENTES
entre embarazadas y
madres están internas
en el ISNA.


25% DE NACIMIENTOS
en El Salvador ocurre
entre las adolescentes.

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